DENSITOMETRÍA ÓSEA
La densitometría ósea es la herramienta diagnóstica más ampliamente utilizada para el diagnóstico de la osteoporosis. Es una técnica muy sensible al contenido de calcio del hueso. La osteoporosis es una reducción de la masa ósea que se produce como resultado del envejecimiento del hueso. Este proceso de envejecimiento del hueso se produce de forma fisiológica, y su intensidad es dependiente de múltiples factores. Uno de los factores importantes es la caída en los niveles de estrógenos, que ocurre en las mujeres a partir de la menopausia. Este hecho, hace que las mujeres supongan 3 de cada 4 fracturas por fragilidad ósea.
Los factores de mayor riesgo de fractura osteoporótica más importantes son:
- Edad.
- Antecedente de fractura por fragilidad o sospecha de que la haya habido.
- Fractura de cadera en progenitores.
- Densitometría con resultado de osteoporosis, que no es en sí mismo un factor clínico, pero que entra como factor principal de riesgo.
La densitometría ósea no debe realizarse antes de los 65 años de edad, salvo que la paciente presente factores de riesgo de fractura. En general, si el resultado que refleja la densitometría ósea es de normalidad, pueden espaciarse cada 2 años, o incluso más si los riesgos son bajos.
Dado que las mujeres representan el 75% de las fracturas por fragilidad ósea, y que la inmensa mayoría de los casos son secundarios a una osteoporosis tras la menopausia; el papel del ginecólogo se revela fundamental para el diagnóstico precoz de esta enfermedad. Hay que tener en cuente que la osteoporosis no genera ningún tipo de síntoma, hasta que el hueso se deforma o bien se rompe por fragilidad.
Los tratamientos van a ir dirigidos a aumentar la masa ósea del hueso mediante fármacos que favorecen la formación de hueso, y además se suele administrar conjuntamente calcio y vitamina D la cual favorece la absorción de este mineral.